Y… NO JURARÁS EL SANTO NOMBRE DE DIOS EN VANO
“Inventa lege, inventa fraude” (4)
Impedidos por muchos meses; de intercambiar tan siquiera una caricia, un frustrado
rescate permitió que, por fin, los dos coincidieran en casa. El hijo, un adusto
joven que una vez terminado el año escolar en la capital iniciaba un corto
tiempo de libertad; y, su madre, una mujer extraordinariamente ejecutiva, pues
según su enmarañada agenda, en esa fecha, se leía:
12.15
p.m. Almuerzo en el asilo
2.30
p.m. Aeropuerto.
3,30
p.m. Misa y exequias.
6,00
p.m. Evasión a casa.
Se abrazaron
afectuosamente y, entre bromas y alegrías surgieron también lágrimas postergadas. Cenaron en santo
silencio pero contentos y mientras disfrutaban del postre, el adolescente
reprochó:
—¡O sea,
Ma…'! qué si no asesinaban a tu comadre, tampoco nos veíamos este año. ¿Verdad?
—¡Sí, hijo! Qué
paradoja tan espeluznante... Perdóname… ¡Es que tengo tanto trabajo!
—¿Trabajo?
¿Ya no se acabó la campaña?
—Se acabó...
pero ahora estoy en la bendita. Asamblea. ¡Soy Asambleísta!
—¿Así...? Que
noticia Ma…' ¿Y qué haces como Asambleísta…?
—Escucha hijo: al ser
elegida por el pueblo para encarnarlo, ayudo con mi iniciativa, experiencia y estrategias
a escribir... Otra Constitución.
—¿Constitución…? Es
una acrobacia… Argentina ¿O qué es?
—¡Respetuoso hijo! Son
costumbres, ideas y propuestas que analizadas, discutidas y aprobadas por votación,
se recopilan en un libro; que llegará a ser la ley que normará el futuro
caminar del país.
—Y
¿desde cuándo camina el país? Ma…'
—Según
Pascual…, hace como ciento setenta y pico de años… hijo.
—Si ya
camina tantos años, ya debería tener una de esas constituciones. ¿No crees?
—Ha tenido como
veinte. Pero dice Pascual que todo gobierno que llega, enseguida se enreda. Que
la misma Constitución le impide avanzar. Que las leyes han perdido vigencia o
ya se perfilan caducas. Que la última, la enredaron entre noticieros y media
noche. Y hoy, en el sermón, me entero que fueron los sabios de siempre… Luego
sube otro gobierno y nuevamente se repite la cruel historia.
—Te
cuento Ma…' La única vez que miré a los asambleístas noté que solo suman
desidia, restan principios, multiplican chismes y dividen intuiciones. Cuando
deberían, sumar ánimos, restar ofensas, multiplicar pericias y dividir funciones.
Por lo tanto… no me extraña que no hayas ido a verme en el Colegio…
—Te juro hijo,
¡no me quedó tiempo!... En el día: los trajes, mi perfil, los nervios, los
vuelos, las reuniones. Y mil llamadas… Y claro, como hay conspiradores, hay
enredos que extienden los plazos…; Y, en la noche, vieras: los peinados, los cócteles,
los acuerdos y las discordias. Y después pendiente de los noticieros y del
móvil… Y encima Pascual me vuelve loca obligándome a memorizar inicuos
adjetivos.
—Pero
Ma…' ¿Por qué demoran tanto?...
—¡Ay! hijo, la
primera tardanza fue cuando los de siempre se negaban a incluir en la Constitución el nombre
de Dios, ¿Te imaginas? Furiosos acordamos no negociar, alargar las porfías y no
desaparecer el momento de votar. Resultados…, nos lucimos en los medios…, nos
hicimos respetar… y nos salimos con la nuestra. En otras palabras: ganamos...
—¿Respetar?,
¿Ganar? No entiendo Ma…', ¿Será también Dios asambleísta?
—¡Más respeto
hijo! y escucha, que ya me lo sé de memoria…: Al inicio del texto de la última
Constitución, entre otras cosas se lee: “…en el reconocimiento de la diversidad de
sus regiones, pueblos, etnias y culturas invoca la protección de Dios y…",
un sinfín de etcéteras, entonces nosotros queríamos que todo siga igual, pero
los demonios de siempre se oponían.
—¿Y por qué, querías
qué todo siga igual, si ésta va a ser una “nueva” Constitución…
—¿Por qué…? Porque aceptamos
las candidaturas con la orden de rasgarnos las vestiduras, nutrir fantasmas,
demonizar incrédulos, enmaderar la tradición y guerrear la propiedad. Como dice
Pascual ¿Para qué tanto enredo? ¿Tanta planificación? Solo hay que desamarrar
ciertos nudos, reamarrarlos y caminar con fe, alentando para que los
mandamientos se cumplan, ¿Entiendes, lo importante de invocar a Dios?
—Mmmm… Y en todas
las Constituciones, ¿le han invocado…? Ma…'
—Casi en todas, hijo. El
país ha sido, es y será: católico, apostólico y romano. El poder tiene que caminar
con Dios coincidiendo con sus preceptos y de la mano de la Beatocracia ; caso
contrario, el pueblo no lo considera legítimo. ¿Entiendes hijo…?
—Lo que no entiendo
es: Si siempre le han invocado ¿Por qué Él jamás les ha ayudado?
—¡Ay! hijo, habría qué
preguntarle a Dios; pero, ¿cómo hacerlo? Nunca sabremos el por qué. Ese debe ser
el sexto misterio doloroso… O sea, ¡Ni preguntar! Pero… con tantos incrédulos,
déjame anotarlo. El lunes, tendrá Pascual una sesuda respuesta.
—Y ese
Pascual que tanto lo nombras ¿Es tú nuevo novio?
—¡Ay! hijo, qué
dices, Pascual es mi asesor. Un verdadero maestro de las réplicas. Imagínate
que siempre cuenta que él quiso ser poeta, pero… su papá se ganó la lotería. Es
un ilustre sibarita. Que... gracias a su metathesiofobia (5) ¡Jamás se equivoca…!
—Por tus
respuestas… intuyo que sí Ma…' Pero… ¿Será acaso que Dios no se ha enterado que
sí le han tomado en cuenta?
—¡Ay!, hijo, que
pregunta. Él todo lo sabe, aunque a veces tengo mis dudas.
—Dudar
es de sabios… Ma…' a propósito; ayer escuché en la tele, que Nietzsche dijo que
Dios ha muerto… Así que por las dudas, sería muy sensato que la Constitución camine
sola. Y sin atropellar incertidumbres… ¿No crees?
—Mmmm Niche…,
Niche… No he sabido nada hijo. Pero a mi edad, ni pienses que voy a desertar.
Yo asisto, voto como me ordenan, cobro mis haberes y así tibia pero obediente
me libraré del infierno. Siento nervios sí... cuando me hago invitar por los
fiscales de la tele.
—¡Ay!,
Ma…', con esas respuestas, yo creo saber ya cuál es el error.
—A ver, hijo
según tu cabecita ¿Cuál es?
—Mira,
Ma…' el error ha sido: invocar a Dios en todas esas Constituciones.
—Pero… que
irreverente hijo ¿Por qué dices, semejante cosa?
—Ma…'
Escucha: segundo, dudas de que Dios exista y primero apoyas para que en la Constitución lo
invoquen… Decídete.
—¿Segundo?.
¿Primero? Me enredas hijo. Igualito al comunista de tu padre. Una cosa son mis miedos,
otra mis dudas y otra muy distinta lo que le hace bien al país… ¿EN… TIEN… DES?
—¿Le hace bien al
país? ¿Y POR QUE NO LO HA HECHO ANTES... PUESSSS?
—Ay hijo ni me alces la voz,
ni me vuelvas a enredar! Me aterroriza que también tú dudes de todo. Por favor
¡ESCUCHA! lo que dice Pascual: “gobiernos, empresarios, políticos, trabajadores
y pueblo nunca hemos logrado ponernos de acuerdo. Que si no fuera por Dios, por
la Iglesia y
por el tal Fútbol…” ¿Cómo estaríamos?
—¡Ay…!
Pascual. Lo que él te dice y tú lo repites, confirma mi tesis. “No hay
acuerdos, porque viven dependientemente impávidos”
—¿Dependientes?
¿Impávidos…? ¿Por qué…? ¡EXPLÍCATE…!
—¿Por
qué? Porque siempre han invocado el nombre de ese Dios... ¡PUESSS…!
—Sí… ¿Y qué?
Jovencito atrevido…
—¿Para
qué necesitan acuerdos…? ¡Como Dios ya encabeza la ley! solo aguardan que Él… solucione
absolutamente todo!!
—¡No permitiré
más irreverencias, Leoncito…! ¡A cepillarse los dientes…! ¡Y a dormir!
—(¿?)…
Minutos
después, al pasar el sermoneado joven del cuarto de baño a su habitación,
escuchó a su madre vociferar
en el teléfono…
—¡Pascual!
Pascual, cuando escuches este mensaje: vuélate a conseguir el video donde un
tal Niche, que
juraría… es el “ex-cultura” ha dicho, por la tele, que Dios ha muerto... —¡Ah! Y llévalo
el lunes, porque si es verdad… cambiarían todos nuestros planes…
¿Oíste?
(4) Hecha la ley,
hecha la trampa.
(5) Metathesiofobia: pánico a los cambios.