Y… NO FORNICARÁS NI COMETERÁS
ACCIONES IMPURAS
“Trahit sua qüemqüe voluptas" (17)
Inusual
se veía la presencia del extraño sacerdote que impaciente, miraba su reloj,
mientras merodeaba en los alrededores de la modesta vivienda. Madrugadores
vecinos, simulando no haberlo visto, seguían indiferentes. Otros, indecisos,
inclinando sus cabezas, se alejaban presurosos. Él, visiblemente severo
correspondía altivo los anodinos saludos. Al llegar la hora esperada, levantó
su maleta y resuelto golpeó la puerta…
—¿Qué
sorpresa, Padre? Y tan temprano. ¿Le ocurrió algo…? ¿Se siente mal…? Pero
entre, siént…
—¡Dios te
bendiga! hijo… Sí, vengo a qued… ¡No… espera! juré decir la verdad… Lo que
necesito es confesarme contigo.
—¿Confesarse…?
Usted es el sacerdote, ¡Usted es el que deb…
—¡Si hijo!, lo
sé, yo soy el que debería escuchar tus pecados, pero como te conozco y sé de tu
lealtad, quiero que tú seas mi confesor, ¿estarás de acuerdo? ¿Verdad...?
—No comprendo
Padre, o… estoy soñando o usted está ebr…
—Ni tú estas
soñando, ni yo estoy ebrio, hijo; escucha: Durante años he sido el refugio de
muchos pecadores atendiendo: lujuria, avaricia, traición, infidelidad,
crímenes, violación y hasta Vicariato. A todos he absuelto. ¿Y a mí quién me
escucha? ¿Quién me absuelve? Me absolverás tú... ¿Verdad?
—Yo no
soy el llamado ha absolverlo, padre usted tendría que buscar un Sa…
—¡No! hijo,
Sacerdote no, de los que tengo amistad en ninguno confío. Y peor de otros que
solo para reconfortar su cepa se dicen hijos de Dios, además me consta que la
mayoría son más pecadores que yo.
—Entonces acuda al
Obispo, al Arzobispo o quizás al Carde…
—¡Ay!, hijo, que candor. Los
ilustrísimos y reverendísimos “sexofobicos”(18) anidan en húmedas y fétidas jefaturas;
desayunados, almorzados y hasta cenados, ciegos al dolor de sus “amados
prójimos”. Y mientras unos subalternos administran subvenciones y entrenan
lampiños para que modernicen el atropello a la incertidumbre, otros
explotan la espiritualidad ostentando combatir el dolor, y la angustia de los
más pobres, sin dejar de codearse con los ricos… ¡claro! ¿Cómo podría recibir
yo su absolución…?
—Me sorprende Padre.
Que discurso tan irreverente, en contra de la Igle …
—Mi interior siempre la ha
criticado, hijo. Pero anoche, tras escuchar el noticiero, me propuse decir la verdad.
Redacté mi renuncia y no pienso volver más a esa jaula de lúbricos; si tengo
que escaldarme en el infierno… me escaldaré. Mi tormento, será deleite si me
quemo junto a ellos. ¿Entiendes por qué no acudo a “mis superiores”?
—¿Se le escaldó la
fe Pad…
—La fe hijo… es
desinformación heredada que a modo de angustia, aflora en casos de cáncer,
deudas terremotos o cárcel. ¿Escucharás, mis pecados…?
—Tranquilícese
Padre, si no confía en curas, ni en superiores; entonces acuda a los pastores o
a los testigos, ellos dicen ser también diplomáticos de Dio…
—Ellos no
representan a nadie, son burdos imitadores, memoristas improvisados,
tecnócratas del diezmo y equilibristas del marketing. Arengan en fastuosos
escenarios a miles de resentidos, digitalizando sus discursos, para luego en
acuerdo con “los candorosos medios” revender promesas de vida eterna en
horarios de bajo raiting. Como son autónomos, rinden cuentas solo a sus
secuaces...
—Ya no
se qué decirle Padre, mejor hablamos otro día. Que le par…
—No me parece.
Hijo… No pienso salir de aquí hasta ser escuchado. Entérate que he pasado toda
la noche escribiendo una carta a Roma en la que menciono nombres y
arbitrariedades. Es mi venganza, en espera de justicia. Además he repasado cien
veces lo que tengo que decirte. ¿Ahora sí me escucharás?
—¡Ya
tengo la solución…! Padre. Escriba sus pecados en un papel; los lee en
silencio, los bendice, hace un acto de contrición y quema el papel. Simule por
primera y única vez, que es un Sacerdote mu…
—Basta de burlas
muchacho vas a escuchar mis pecados ¡Si… o… No…!
—Mi
respuesta es !No! Quisiera ayudarle pero ¡No! ¿Qué pecados tendría usted que no
puedan ser absueltos ni por las autoridades de la Iglesia ? Su única falta y
de la que doy fe, es su maldita costumbre de interrumpir cualquier respuesta.
Pero… no, eso no es tan grave. Tranquilícese… Que Usted siempre ha tenido la reputación
de ser un hombre irres…
—¡Pero…! ¿¿Por
qué dices semejante cosa??
—¿Por
qué? Porque… Mamá, lo repetía a diario… Y sin cesar, en su agoní…
—¡Ah! hijo…,
Siento que algo oprime mi pecho… creo… que…
que…
qu…
q…
q…
q...
q
Dos
días después, al concluir el funeral del vehemente sacerdote, el afligido joven
caminó pensativo entre las destartaladas tumbas hasta que se detuvo en una de ellas.
Se arrodilló con respeto; se santiguó con la mano izquierda y cerrando sus ojos
expresó:
—...Madre,
en lo que me reste de vida ayúdame a ser tolerante. Entusiásmame en las audiencias…
pero no permitas que jamás interrumpa las respuestas.
(17) Cada cual
tiene una afición que le arrastra.
(18) Sexofóbia:
pánico al sexo o a alguna de sus prácticas.